sábado, 3 de febrero de 2018

  • Recordando "Siempre Vengadores"

       “Siempre Vengadores” llegó en un momento adecuado, tanto en España como en Estados Unidos.
    En USA los ejemplares del primer número aparecieron en noviembre de 1998, cuando Marvel llevaba casi un año embarcada en la operación “Heroes Return”. Atrás quedaban los aciagos días de “Heroes Reborn”, una desafortunada empresa en la que los ejecutivos de la editorial habían fichado a grandes estrellas de Image, para que hiciesen lo que quisieran con cuatro pilares básicos del Universo Marvel: Los Cuatro Fantásticos, Iron Man, Capitán América y..... los Vengadores.
    Tras el fiasco de esta operación, la editorial decidió tomar el camino opuesto. Si los chicos de Image habían reinventado desde cero las cuatro colecciones, ahora sus sucesores serían autores respetuosos con el bagaje histórico de Marvel. Todo ese pasado de décadas iba a ser reivindicado, y aprovechado, por gente que mimaría la continuidad marvelita; gente como Mark Waid, Alan Davis, Chris Claremont o Kurt Busiek; este último encargado de guionizar Iron Man, Vengadores, y la miniserie que nos ocupa: “Siempre Vengadores”.
    “Siempre Vengadores” puede considerarse uno de los mejores ejemplos de esa apología del pasado que fue “Heroes Return”; también uno de sus ejemplos más complejos. La premisa de partida es en apariencia sencilla: Rick Jones, antiguo compañero de Hulk, y los Capitanes América y Marvel, está en estado catatónico y el Amo del Tiempo Inmortus pretende matarle por razones desconocidas. Pero en su camino se interponen Libra, miembro de la Banda del Zodiaco, la Inteligencia Suprema Kree, y Kang el Conquistador, un viajero y tirano espacio-temporal atormentado por la certeza de que algún día se convertirá en Inmortus. Entre ellos consiguen que Rick despierte e invoque a siete vengadores de distintas épocas, utilizando un poder oculto en su interior desde el final de la 1ª Guerra Kree-Skrull. Tres de estos vengadores proceden del pasado (Chaqueta Amarilla, Capitán América y Clint Barton), dos del futuro (Capitán Marvel y Pájaro Cantor), y dos del presente contemporáneo a la miniserie (El Hombre Gigante y la Avispa). Todos se embarcarán en la lucha contra Inmortus, a través de los recovecos de la corriente espacio-temporal; lo que permitirá al guionista y al dibujante visitar o mencionar una gran cantidad de acontecimientos del pasado, y algunos del futuro próximo, de la historia de los Vengadores y del Universo Marvel en general.
    Meses después del lanzamiento americano, en la segunda mitad de 1999, la miniserie también llegó a España; y, de nuevo, lo hizo en el momento adecuado. Desde principios de año se estaban publicando en nuestro país los tomos de la Biblioteca Marvel, que recopilaban comics de los sesenta y setenta de Capitán América, Cuatro Fantásticos y los Vengadores. En ellos podíamos ver el origen de muchos de los guiños que Kurk Busiek -ayudado por otro gran entendido de los Comics Marvel, Roger Stern- realizaba en el intrincado guión de “Siempre Vengadores”; historias tales como la Guerra Kree –Skrull, o la saga de la Madonna Celestial, entre otras. No estaban ahí todas las referencias, por supuesto. Pero al final de muchos de los números de la miniserie había un apéndice de notas, que enumeraba el origen de cada una de las citas y homenajes que llenaban estos tebeos. Y eran muchos…
    Afortunadamente, este maremoto de referencias casi enciclopédicas a la historia Marvel, se hace más llevadero gracias a los espectaculares y atractivos dibujos de Carlos Pacheco. Pacheco es uno de los mejores, sino el mejor, de los autores españoles que han trabajado para la Casa de las Ideas, y otro enamorado de la historia Marvel. Wikipedia dice que su estilo está influenciado por John Buscema y Neal Adams; yo también veo en él huellas de autores españoles como Antonio Hernán Palacios o Victor de la Fuente, sobre todo en esas páginas de “Siempre Vengadores” ambientadas en el oeste de Rawhide Kid y el Ghost Rider original. Bajos sus lápices -magistralmente entintados por Jesús Merino, en la primera colaboración de ambos- renacen los mayores momentos de gloria de los Vengadores. Desde la primera batalla contra Loki, hasta un futuro hipotético de la Tierra donde Pantera Negra y Killraven lideran al grupo contra una invasión marciana.
    Pero aún hay más, nunca antes el Imperio Cronal de Kang había sido tan espectacular como ahora, ni nunca la personalidad de su líder, tiránica pero inconformista, tan bien retratada. Busiek aprovecha este relato no sólo para mostrar la amplitud de la historia de los Vengadores, sino también para resolver cabos sueltos de dicha historia, como la razón por la que la Visión y la Antorcha Humana original tienen cuerpos distintos pese a ser la misma persona, o las distintas apariencias de la Fortaleza de Inmortus. Tal afán por aclarar las posibles contradicciones de los numerosos tebeos Marvel hacen que al leer esta miniserie no podamos evitar recordar los trabajos de Steve Englehart o Mark Gruenwald, guionistas enciclopedistas de cuya tradición es heredero Kurt Busiek; y, hasta cierto punto, también un Pacheco entregado, que llena las páginas de sutiles referencias, no sólo a los comics Marvel, sino a nuestra propia cultura española, como ese Guardia Civil que aparece entre las tropas de Inmortus.
    En fin, “Siempre Vengadores” marca el punto álgido de la tendencia de hacer comics para el entendido en tebeos –no el friki-; un trabajo que por su grandiosidad y por el monumental universo que nos mostraba nos fascinó a todos los que lo disfrutamos en su momento, aunque la mitad de las citas se nos escapasen. Luego vendría Joe Quesada, y su visión de los comics Marvel, donde la continuidad era secundaria. Pero eso es otra historia.

    Para nosotros siempre quedará, al menos, esta miniserie; y también esta frase poderosa: “Vengador una vez….Vengador para siempre”.
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